Un poco de arte japonés decimonónico, para desentonar un tanto de los magníficos ejemplos previos. La primera es una pintura ukiyo-e, Hiroshige, de 1859; la segunda imagen corresponde a una de las pinturas de la serie del Fuji, concretamente la muy conocida Gran Ola de Kanagawa, de Hokusai, mientras que la tercera, y última, es de Kunisada Utagawa, donde observamos un Buda montado en un dragón. Se data en 1860.
Julio López Saco
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