El tigre, llamado horang-i en coreano, era considerado un guardián compasivo que protegía a los seres humanos y propiciaba su bondad. Aunque se solía representar como una criatura dócil y gentil, se creía que era un fiero, indomable y valiente animal que prevenía el infortunio (incendios, sequías, inundaciones o tormentas), y alejaba los malos espíritus.
Paisaje coreano del siglo XVIII, colección de Ho-Am, Museo de Arte, Corea del Sur, y pintura de un tigre, de la dinastía coreana Choson (1392-1910), hoy en el Museo Guimet de París.
Prof. Dr. Julio López Saco
*Próximamente aparecerá una breve reseña de arte coreano en http://www.asiahistoria.blogspot.com/