domingo, 4 de noviembre de 2018

Lavinia Fontana

La ciudad de Bologna en los antiguos Estados Pontificios era un hervidero de vida cultural durante el Renacimiento, cuando nació la ilustre Lavinia, en 1552. Hija del pintor Próspero Fontana, aprendió de su padre el oficio y el estilo manierista; criada en medio de los pinceles del taller, también casaría con un pintor procedente de familia nobiliar, Gian Paolo Zappi d'Imola, a los 25 años. Tuvo con Gian Paolo nada menos que 11 hijos y en todo momento continuó pintando; su marido se encargó de la casa y se convirtió en el asistente de su esposa en esas labores artísticas y Lavinia pronto gozó de fama en Bologna y luego por toda Italia, sobre todo por sus retratos (y autorretratos) influenciados en su detallismo por su predecesora Sofonisba Anguissola: desde finales de la década de 1570 mujeres pudientes y de la nobleza boloñesa -con las cuales trabó cálidas relaciones- fueron retratadas. Asimismo asistió a la Universidad de Bologna, donde se graduó en 1580. Por esta época de juventud llegó al solio pontificio el papa Gregorio XIII (que tuvo a Lavinia en gran estima), el cual comenzó a aplicar las resoluciones tomadas en el Concilio de Trento en todos los ámbitos de la vida católica y a favorecer el desarrollo de la Compañía de Jesús... en 1582 este papa realizó un ajuste en el calendario, naciendo así el calendario gregoriano actual. Dos años después Lavinia pintó su primer retablo, al año siguiente comenzaría con pinturas de tema mitológico (donde aparecerían desnudos, algo insólito tratándose de una mujer pintora) y en la década de 1590 siguiendo líneas de la Reforma trentina, se dedicará también a la pintura de santos en aquel estilo directo y fácil de su padre Próspero.
Lavinia recibiría además la influencia de Ludovico Carracci, aprendiz junto a su padre, tomando la paleta de colores vivos al estilo veneciano, viéndose influida por los demás miembros de esa familia de pintores que fundaron la Academia degli Incaminati en Bologna, defendiendo un estilo ecléctico en pintura (acudiendo a Rafael, Miguel Ángel, Tiziano y Correggio) y que luego se opuso al tenebrismo caravagista.
En 1600 durante el papado de Clemente VIII ocurrió el terrible episodio de la condena a la hoguera de Giordano Bruno; Lavinia recibió en medio de una controversia el encargo del retablo de La Visión de san Jacinto para la iglesia de Santa Sabina en Roma, pero tuvo gran éxito. Así cuando en 1603 murió su padre Próspero, Lavinia, con 52 años, se mudó de Bologna a la Roma Barroca, donde fue elegida nada menos que pintora oficial de la Corte, continuando en ese cargo con Paulo V, quien terminaría con las obras de la basílica del Vaticano y apoyaría a otros grandes pintores boloñeses, como Guido Reni. Lavinia fue aceptada desde su llegada en la Academia de San Lucas creada y dirigida desde 1593 por el artista Federico Zuccaro. En Roma ella tuvo una exitosa carrera, en los últimos años de su vida, recibiendo apoyo de la familia Buoncompagni. Murió el 11 de agosto de 1614  la edad de 62 años, rodeada por sus tres hijos sobrevivientes.

Autorretrato en la espineta

Retrato de dama con perrito

Bianca Degli Utili y sus hijos

Sagrada Familia con santos

Visita de la reina de Saba al rey Salomón

Cristo con los símbolos de la Pasión